El Éxito Esta En Nuestras Manos
La vida es solo un soplo, es pasajera; los años vienen y se van “volando” y solamente una vez podemos vivirlos. Lo que fue, ya no lo podemos cambiar; así que mejor pongamos nuestra mirada por delante; mirando más allá y construyendo nuestro propio futuro. Como dice la Biblia en Filipenses: “Olvidando lo que queda atrás…”.
Pero talvez piensas que ya haya un destino, que talvez ya haya algo escrito acerca de ti, pues también debes saber que tu puedes escoger como vivirlo. Porque podrás tener los mismos éxitos, y hasta también las mismas derrotas, porque la vida es como aquella bella rosa, que aunque hermosa, no deja de tener espinas. Sí, podrás vivir lo mismo, pero tu puedes escoger si serás feliz o amargado, si serás un derrotado o un ganador; porque aunque haya cosas escritas acerca de ti, tu puedes ser el arquitecto de tu futuro.
Recuerda a Sansón, que fue predestinado para matar a muchos filisteos, y aunque él fallo, el propósito de Dios se cumplió en él, porque dice la Biblia que en su muerte mato más filisteos que en vida (Jueces 16:30), solamente que el nunca lo disfruto porque murió aplastado en un edificio de los filisteos; pero fue el quien escogió ese final, el fue el arquitecto de su futuro, y Dios respeto su libre albedrío.
Sí, nuestras decisiones cuentan, por eso es que el Apóstol Pablo dice: “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” (Filipenses 1:9-11).
Y si piensas que no hay problema por lo que puedas hacer hoy y que mañana te arrepientes y ya, recuerda que no sabemos cuanto nos falta por vivir, porque la muerte siempre esta al acecho, ninguno tiene la vida comprada; por eso vivamos bien cada día, sabiendo que nunca podremos reponerlo.
Lo que se fue, ya no vendrá; los segundos siguen y avanzan sin parar, sin nunca regresar, sin nunca mirar atrás; de igual forma nosotros pongamos hacia el frente nuestra mirada, como dice la Biblia: “Puestos los ojos en Jesús…” (Hebreos 12:2); y dejemos de llorar por lo que ya ha pasado y que nunca podremos cambiar, recordando además que las Misericordias de Dios, son Nuevas cada mañana y que cada nuevo día, El nos da una nueva oportunidad. No dejemos que la acusación nos destruya. Lo que podamos arreglar, arreglémoslo y lo que no, olvidémoslo y así caminaremos hacia el éxito y la felicidad en nuestras vidas.
Lo sé, no es fácil y muchas veces cuando nos sentimos mal por algo que ya paso, desahogarse es bueno para el corazón (Ministración: El que confiesa su pecado y se aparta, alcanza misericordia, dice su palabra). A veces necesitamos hablar o llorar con alguien, pero que eso no nos atormente demasiado y nos impida ver lo bueno y lindo que hoy podamos tener en nuestras manos. Porque el éxito esta en nuestras manos si confiamos en Dios, porque sin El nada somos, ni nada podemos hacer.
Y no es el dinero lo que determinara nuestra felicidad, no son nuestros logros, ni nuestras hazañas; el éxito es: aceptarnos como somos, y ser felices con lo que tenemos (1 Timoteo 6:6-10); porque mucho o poco, siempre dependerá de quien es el que lo observa. Lo caliente para un esquimal, es frió para un hawaiano; como aquel vaso a la mitad que para alguien es medio vacío y para otro medio lleno. Claro que Dios puede darte mucha riqueza material, así como la dio a Abraham, pero fue porque primeramente, él buscaba lo celestial. (Lucas 12:31).
El éxito es además, tener felicidad aun en medio de la adversidad, y saber que aun cuando somos muy malos para lograrlo, hay alguien que nos quiere ayudar siempre, Jesucristo. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3) y esto se lo dijo a Jeremías cuando se encontraba en aprietos.
Además aun las cosas incomprensibles, lo que nos parece incluso muchas veces como injusto de Dios porque nosotros le buscamos, nos ayudará para Bien, porque en todo lo malo que venga a nuestras vidas, Dios nos enseñara algo; como dice su palabra: “A los que aman a Dios, Todas las cosas les ayudan para Bien” ( Romanos 8:28).
Es por eso que el Apóstol Pablo, escribe en la carta a los Filipenses: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.” Y luego los exhorta diciendo: “Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro” (Filipenses 3:1). Y más adelante vuelve a decirles: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4), aun en medio de la adversidad, el Apóstol Pablo había aprendido el secreto de la felicidad con Dios y aun cuando las prisiones y todo lo malo que le había venido era incomprensible y parecía injusto para un siervo de Dios, Dios hizo que fuera para el progreso del evangelio.
Pero si piensas que nada vale la pena, Qué nada tiene sentido, entonces recuérdate de aquel que lo dejo todo por ti, por hacerte feliz y por salvarte; aquel que lo dio todo, hasta su vida, para que tu tuvieras verdadera vida y fueras feliz; aquel que llevo tus enfermedades, que padeció tus pobrezas, aquel que siendo muy rico se hizo pobre, (Isaías 53) el si podía decir que lo que le acontecía era injusto, pero como el mismo señor Jesucristo lo dijo: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Y Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” (Juan 15:13-14). Pero el hizo todo esto porque nos ama, y para que tu y yo fuéramos enriquecidos totalmente, en nuestro espíritu, en nuestra alma y en nuestro cuerpo. Como dice su palabra: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3ra. de Juan 2).
Él nos llama ahora y nos quiere cambiar, si nuestros pecados fueren como la grana, dice su palabra, como la nieve serán emblanquecidos; Si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (Isaías 1:18).
Si ya no aguantas, piensa que hay alguien que puede ayudarte y hacer tu vida diferente. Él dio su vida por ti, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16). Ahora tu ven y haz que ese sacrificio valga la pena, esfuérzate por ser el mejor, pero no te apoyes en tu propia prudencia, apóyate en Cristo Jesús y todo cambiara, (Salmo 27:14) Él es el único que nos puede dar verdadera vida y el mismo nos hace hoy la invitación diciendo:”Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” (Juan 7:37).
Yo quiero alcanzar esa verdadera vida, como dijo el Apóstol pablo después de muchos años en el ministerio: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.” (Filipenses 3:7-11).
Después de años y años en el ministerio, el Apóstol Pablo reconoce que aun no conocía a Dios en su plenitud y el poder de su resurrección, porque Dios es infinito y cada día podemos obtener algo nuevo de El; y anhelaba la resurrección entre los muertos, porque la resurrección de ENTRE los muertos, es solo para los hijos de Dios, mientras que la resurrección de los muertos, será en el juicio final para todos.
Yo realmente anhelo alcanzar lo mejor de Dios para mi vida, porque existe una promesa además que muchos ni siquiera morirán sino que serán arrebatados, y yo le pido a El que tenga misericordia de mi pecador; como decía uno de mis pastores que ya falleció: “ yo quiero querer” porque muchas veces ni siquiera existe el deseo ferviente en nuestras vidas de buscarle con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro ser.
Pero y tu, que escogerás. El éxito esta en nuestras manos y Dios respeta nuestro libre albedrío.
Lic. Luis Armando Bravo Santisteban
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