Testimonio de Fe: Sonia Luna
Introducción
Me di cuenta, leyendo en San Juan 4, que el Señor estuvo siempre interesado en ser parte de mi vida y llamó mi atención hacia Él. No se fijó en mí por las condiciones en que vivía, sino por la necesidad que tenía yo de Él.
La Pregunta de la Mujer Samariana
Esa misma reacción de la mujer de Samaria cuando Jesús le pide de beber y ella contesta: “¿Por qué me pides a mí?”, existe el día de hoy. Por ejemplo, cuando uno expresa: “¿Cómo quiere Dios vivir en mí o conmigo si soy un pecador?”. En mi casa hay mucha maldad, violencia, vicios, etc. Lo que puedo decirte es que no te fijes tanto en cómo eres tú o tu familia, sino en lo glorioso y divino que es que Él sí desea tener comunión contigo.
El Llamado Divino
Así sucedió con la mujer samaritana cuando le dijo que judíos y samaritanos no se trataban entre sí. Y el Señor no sólo desea tener comunión con nosotros, sino también nos quiere pedir, porque sabe que podemos darle; por ejemplo:
- Gracias
- Adoración
- Comunicarles a los demás que Él es amor
Mi Historia Personal
Yo nací en una familia preciosa, deportista, con estudios profesionales. Teníamos una religión, pero no la practicábamos mucho, que yo recuerde. Cuando tenía nueve años de edad, mi habitación se llenó de Su presencia y me dijo que hiciera una oración.
“Si llego a tener un novio, que no sé qué es, te pido que esté interesado en ti, Dios, que me mire linda y que me quiera.”
En ese tiempo, vivía en Retalhuleu, una ciudad ubicada a tres horas de la ciudad de Guatemala. Mi padre fue piloto aviador y fumigador de algodón durante unos doce años. Recuerdo que mi hermano mayor decidió irse a vivir a los Estados Unidos para estudiar y trabajar siempre en el área de aviación.
A los dieciséis años, fui a un retiro de siete días en Monte Sión, en Amatitlán, un municipio cercano a la ciudad capital. Durante el retiro, el predicador preguntó quién quería abrirle su corazón a Jesús y hacerlo parte de su vida. Lo primero que expresé fue:
“¿Cómo Él puede vivir conmigo y en mi casa?”
Al instante, comencé a llorar y no me detuve sino horas después, porque me sentí amada y perdonada, de la misma forma como le sucedió a la mujer de Samaria.
Familias y Desafíos
Nos quedamos en Retalhuleu mi hermana Bárbara, recién nacida, y yo. Mis otros hermanos, Calín y Diana, estaban estudiando en la Ciudad de Guatemala. Durante esos años, mis padres comenzaron a tener conflictos por el problema del alcoholismo de mi padre.
Cuando terminé mis estudios del Colegio D’Antoni en Retalhuleu, nos trasladamos a la ciudad capital. Mi madre decidió que yo estudiara también en los Estados Unidos y me envió a Sacramento, California, a la Base de la Fuerza Aérea con mi hermano mayor, Jaime.
Un Momento Importante
Todo estaba muy bien y comenzamos a hacer los preparativos del viaje. Casualidades de la vida, mi hermano Calín decidió contraer matrimonio. Aprovechamos para tener una fiesta de despedida.
Quiero contarte esto, porque es un momento muy importante en mi vida donde intervino nuevamente Dios y de forma audible me dijo que no volvería a ver a mi hermano Calín.
“Qué cosas las que estoy pensando”.
Lo vi muy bien de pies a cabeza, lo abracé, y le dije: “te quiero mucho y espero que todo salga bien”.
La Tragedia y la Esperanza
Calín fue un hermano muy especial conmigo. Salí de viaje en agosto de 1981, él se casó en diciembre de ese año y en enero de 1982, lo matan los guerrilleros. Recibí la noticia en la sala de la casa de mi hermano mayor en los Estados Unidos. Cuando Jaime contestó la llamada, su cara se transformó en una expresión de dolor y tristeza.
Yo supe que alguien había muerto y le pregunté: “¿Murió alguien, verdad?”. Él asintió con la cabeza. Comencé a declarar muchos nombres sin el menor deseo que se mencionara el nombre de Calín, pero mi sorpresa fue que era él.
Salí corriendo hacia el segundo nivel de la casa y empecé a renegar, a llorar desconsolada y a quejarme con Dios.
“¿Por qué no te llevaste a alguien más y no a Él?”.
Cuando dije eso, el ambiente de la habitación cambió y Dios me habló:
“Hay un propósito y me vas a dar gracias”.
Entendiendo el Propósito
Querido lector, esto es muy duro para el ser humano y cuesta entenderlo. La Biblia dice que el evangelio para el que no cree es locura, pero para el que cree, es Poder de Dios.
No pude resistir ante esa presencia de Dios, de amor y consuelo. Le pedí que, si había algún propósito, que lo pudiera ver rápido, porque no entendía. Al regresar a Guatemala, me encontré con la sorpresa de que mi padre se había convertido en un predicador y había dejado por completo el vicio del alcohol.
Mi madre también había comenzado a buscar de Dios. Dios comenzó a hacer una obra de restauración y paz en la familia.
«Yo pude darle gracias a Dios por mi hermano Calín y sé que no puedo enterrar todos los recuerdos, bromas, dichos, etc., que él sembró en mí.»
Conclusión
Cuando regresé, empecé a asistir a una iglesia cristiana llamada Fraternidad Cristiana de Guatemala, y por mucho tiempo expresé: “no quiero tener novio”. Pero cuando vi a Cash, se me olvidó todo lo que había dicho, porque me llamó la atención.
La próxima semana te contaré esta otra parte del testimonio de cómo lo conocí a él, nuestro noviazgo y matrimonio.
Hay muchas enseñanzas y testimonios que podré compartir contigo más adelante. Hoy puedo decirte que Dios ha sido fiel y no me ha dejado.
Ama a Dios sobre todas las cosas y Él te corresponderá siempre.
Pastora: Sonia Luna – www.CashLuna.org
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